¿Resulta efectivo el impuesto al tabaco?

27 septiembre 2021 Artículos

Uno de los problemas para la salud más grandes que permanece en nuestra sociedad es el tabaquismo. Para intentar reducir el consumo de esta actividad maliciosa para la salud se plantean diferentes políticas asociadas a distintos ámbitos como lo pueden ser campañas publicitarias, de concienciación o imposiciones fiscales que incrementen el precio. 

En el caso de España, el primer impuesto a las labores del tabaco data del año 1993 donde hicieron la separación entre los diferentes productos derivados del tabaco. Estas divisiones fueron: cigarros y cigarritos, cigarrillos, picadura de liar y demás labores del tabaco. Por otro lado, existen dos tipos de imposición. En primer lugar, un impuesto ad valorem, el cual se aplica como porcentaje del precio de venta. En segundo lugar, el impuesto específico, el cual grava un importe concreto por cantidad producida de tabaco. 

Ambos tipos de impuestos tienen motivos de aplicación diferentes. En el caso del impuesto ad valorem sería la simplicidad de aplicación, es decir, un gravamen porcentual sobre el precio tiene en cuenta de forma automática las variaciones en los precios y, por lo tanto, también la inflación. Sin embargo, al representar un mismo incremento del precio, este impuesto incentiva la sustitución del consumo de productos más caros a otros más baratos, en lugar de una reducción del consumo. Por otro lado, el impuesto específico es similar para todas las marcas, independientemente del precio de venta del producto por lo que eleva el precio del producto final de forma similar y no beneficia a las marcas que reduzcan calidad con el fin de bajar su precio. 

Ahora bien, al observar el historial de modificaciones del tipo impositivo que ha sufrido el tabaco, y comparándolo con el consumo de cada producto, se observa que la correlación entre el tipo ad valorem y el consumo del producto es baja, no así con el tipo específico, el cual tiene una fuerte correlación negativa. Es por ello que el tramo específico efectivamente funciona como método disuasorio del consumo de tabaco, sin embargo, la cuantía del gravamen por producto es muy desigual, llegando a ser inexistente en el caso de los cigarros y cigarritos y el de las demás labores del tabaco, ocasionando una migración del consumo de un producto del tabaco a otro y no consiguiendo su objetivo final. Esto se debe a que las definiciones que podemos ver en la legislación hacen que exista poca diferencia entre los diferentes productos, ocasionando que éstos sean fácilmente sustituibles entre ellos. Un ejemplo claro de esto es la reforma del 2012 que se tuvo que realizar para poder diferenciar claramente la picadura de liar de la picadura para pipa, la cual estaba catalogada como demás labores del tabaco. 

Por tanto, si se quiere que el impuesto al tabaco sea un método disuasorio del consumo efectivo y no una manera más de recaudar fondos, es necesario que las siguientes reformas vayan encaminadas tanto a equilibrar la parte específica del impuesto entre todos los productos del tabaco como en la clara diferenciación entre los distintos productos del tabaco.

Fabrizio Pasquale