Mesa Redonda sobre el abandono del campo valenciano

28 febrero 2022 Artículos
Sesión organizada por la Comisión de Dirección y Gestión de Empresas del COEV y ha contado con la colaboración de Caixa Popular

La Comunidad Valenciana lidera el ranking de abandono de tierras productivas, de hecho, según los datos aportados por AVA ASAJA a los medios, se concretan en 161.567 hectáreas de regadío y secano. Uno de los expertos presentes da los datos del regadío abandonado por provincias: un 14% en Castellón, un 8% en Valencia y un 4% en Alicante, siendo el total de cultivo en regadío unas 300.000 has. Esta elevada cifra es la que motivó la mesa redonda impulsada por el Colegio de Economistas de Valencia (COEV) titulada "El abandono del campo valenciano. Algunas soluciones para evitarlo desde las empresas cooperativas agrarias" conducida por el economista y miembro de la Comisión de Dirección y Gestión de Empresas, Santiago Ros. En esta tertulia participaron como expertos José Luis Albert, empresario y socio de la Cooperativa San Isidro Labrador de Picassent, Paco Borrás, exdirector comercial de Anecoop y senior advisory consultant en Paco Borrás Consulting, Fernando Marco, director de la Cooperativa de Viver, y Miguel Ángel Martí, gerente de la Cooperativa de Sant Vicent Ferrer de Benaguasil. Esta Mesa Redonda ha contado con la colaboración de Caixa Popular.

Los cuatro ponentes, realizaron una radiografía completa de la agricultura valenciana, para poner de relevancia los motivos de este abandono, por las debilidades y amenazas al sector, pero también las fortalezas y oportunidades para proponer posibles soluciones al problema.

Así, Paco Borrás señaló que las debilidades del campo valenciano radican en el minifundismo y escasa implantación tecnológica, el envejecimiento de la población activa, la falta de atractivo empresarial, escasa planificación y poca estructura vertical en la cadena de valor, poca profesionalidad a nivel del productor, no contabilizar históricamente los costes reales y descenso del consumo per cápita de las naranjas. Sobre este último punto señaló qué desde hace 15 años se está produciendo un notable descenso en el consumo. De hecho, "se ha pasado de 22 a 18 kilos en el consumo medio por hogar", por lo que sorprende que mientras los sindicatos hablan del desastre de los cítricos, nadie pregunta por qué no se está promocionando el consumo de las naranjas, pese a que el aguacate y el kiwi están ganando terreno desde hace tiempo".

Miguel Ángel Martí, añadió que otra debilidad radica en la avanzada edad de los productores y en el hecho de que no existe relevo generacional, hasta el punto de que muchos herederos no saben donde están los campos de sus padres.

Frente a esto, Albert destaco que el sector agrícola está muy profesionalizado lo cual supone una fortaleza para revertir el proceso y dar respuesta a las nuevas realidades que se están produciendo. En este sentido, Martí aseguró que "tenemos muy buena estructura, pero no se aprovecha como debería, porque tenemos un gran producto y una gran capacidad de adaptación, además de que poseemos un producto de cercanía y con un gran valor medioambiental, pero tenemos que creer en lo que hacemos y darle el impulso que necesita".

Borrás explicó que no hay ningún país en el mundo, excepto China o la India que cultive tantos cítricos, pero en su caso son para autoconsumo, por lo que los agricultores valencianos y españoles tienen frente a ellos 550 millones de consumidores en una Europa sin fronteras, ni aduanas ni burocracia, pero "para que esto se produzca tenemos que comunicarlo y trasmitirles por ejemplo a los finlandeses, los valores de nuestras naranjas".  Para Miguel Ángel Martí, la alianza con Europa representa una importante ventaja, pero para conseguirlo, además de apostar por difundir sus valores, también pasa por establecer un cambio de modelo de gestión.

Fernando Marco aseguró que un mundo globalizado se buscan excusas para no avanzar, y aunque "es cierto que se ha producido un cambio de modelo de relación con el entorno y el sector, por un lado, persiste la lentitud de las administraciones y la falta de empuje para innovar ".

En esta línea, Paco Borrás afirmo que "el problema de la mentalidad es mucho más profundo, porque tenemos una Ley de Estructuras Agrarias que choca con la concepción de nuestra agricultura cuando la producción del hemisferio Sur y del Norte coinciden por lo que acaban pisándose" y a esto hay que añadir que el 40% de la facturación de las 35 primeras empresas de cítricos está en manos de Fondos de Inversión y por tanto el retorno final no llega a las bases.

Los ponentes han coincidido en señalar en que el país que "más daño nos hace no es Sudáfrica, aunque se habla mucho de ella, sino Egipto que ha pasado en un año de vender 200.000 toneladas de cítricos a vender 300.000".

Para José Luis Albert, la solución pasa por mejoras en la producción, en la aplicación rápida de la Ley de Estructuras Agrarias y por dotarla de una mayor financiación. Fernando Marco, indicó que para tener éxito se debe apostar por la planificación estratégica de la producción y sobre todo instar al sector a ponerse de acuerdo y realizar una autocrítica sobre lo que se está gestionando mal.

Para los cuatro participantes, la solución al problema pasa por establecer en el sector agrario un cambio de mentalidad, la recuperación de la labor de la interprofesional citrícola, pero también en lograr un mayor compromiso de la Generalitat Valenciana, no

sólo en cuanto a la aportación de ayudas, sino también para la puesta en marcha de la LEA (Ley de Estructuras Agrarias) que se aprobó hace dos años y cuyo Reglamento no se han desarrollado, tal y como insistió Fernando Marco, que aseguró que estaba prevista la puesta en marcha de once directrices que aún no se han formalizado. Todo ello requiere pronto un Plan Estratégico del Sector Agrario Valenciano, como se hizo a principios de los noventa con el sector turístico que llevó a la creación de la Agència Valenciana del Turisme, la red de Centros de Desarrollo Turístico y la publicación cada año de las estrategias y ayudas al sector. Es básico conseguir aumentar el tamaño mínimo eficiente de las explotaciones para reducir costes y aumentar ingresos.

Una de las vías más importantes para atajar la situación del campo valenciano pasa por el sector cooperativo agrario, no sólo por el esfuerzo que están realizando por recuperar los campos sino también por establecer planteamientos que lleven a la eficiencia y que pasan por la ordenación y la planificación de las cosechas, así como la diversificación de ellas y de otras actividades (gestión de supermercados, gasolineras, agroturismo...). Pero es necesaria una mayor profesionalización del sector, desde los directivos a los socios, donde éstos colaboran por el bien común y la prosperidad de sus localidades y donde tanto la cooperativa de Viver como la de Sant Vicent Ferrer de Benaguasil, son unos claros ejemplos de cooperativas excelentes.