La metáfora del caballo de hojalata

24 enero 2022 Artículos
José Luis Miñana Terol, miembro de la Comisión de Economía Digital y Nuevas Tecnologías

Corrían los años 70 del pasado siglo XX, cuando estábamos a punto de entrar en la "Segunda era de las máquinas" y no lo sabíamos (The Second Machine Age, Brynjolffson, E. y McAfee, A. 2014) y la aplicación de los ordenadores en las empresas todavía se denominaba "mecanización administrativa". Fue entonces cuando se empezó a hablar de la metáfora del "caballo de hojalata".

La reflexión que entonces se hacía era que cuando se quiso sustituir los caballos en los vehículos de transporte mediante tracción animal, por otro modo avanzado de tracción, basado en los motores de combustión interna, a nadie se le ocurrió hacer un "caballo de hojalata"; es decir, replicar el elemento tractor de los antiguos carros y carruajes, diseñando un caballo mecánico.

En lugar de hacer esto se analizó la finalidad y cometido de estos vehículos (transportar mercancías y personas) y se construyó un ingenio que poco tenía que ver con los antiguos carruajes, sino que era un vehículo confortable al que se había incorporado un motor capaz de conseguir el desplazamiento más rápido de pasajeros y mercancías.

En la "Primera Era de las Máquinas" se utilizaban programas informáticos desarrollados a medida y, en algunas ocasiones los llamados programas estándar, una especie de "prêt-à-porter" de la informática, y no fueron pocos los "caballos de hojalata" a que dieron lugar esos procesos de mecanización...

Inmersos ya en la "Segunda Era de las Máquinas" aparecieron los ERP (Enterprise Resource Planning), que supusieron un gran avance al incorporar el concepto de dato único y la necesaria revisión previa de los procesos de negocio afectados por su implementación. Adicionalmente, la difusión alcanzada por el libro Reingeniería de la Empresa (Hammer M. y Champy J. 1993) hizo que las organizaciones pusieran el foco en el análisis de sus procesos fundamentales y la tecnología aportada por los ERP permitió a las empresas la ejecución de proyectos, que supusieron una revisión profunda de su cadena de valor, mediante la reformulación de los procesos, y la integración de los datos, evitándose con frecuencia el diseño de eventuales "caballos de hojalata".

Actualmente la oferta tecnológica (algoritmos, Internet de las cosas, cloud computing, blockchain, etc.) abre un nuevo espacio de posibilidades para la adaptación de paradigmas económicos vigentes o el desarrollo de nuevos modelos de negocio, acordes con la realidad económica actual. Piénsese, por ejemplo, las posibilidades que las tecnologías mencionadas pueden ofrecer en la aplicación por parte de las empresas de una discriminación de precios personalizada, gracias al conocimiento de los consumidores de sus productos. No olvidemos no obstante que, al igual que la paradoja de Solow se replicó cuando se produjo la introducción de nuevas tecnologías, una vez más corremos el peligro de construir otra vez "caballos de hojalata".

Considero muy aconsejable la lectura del libro Prevenir el declive en la Era de la Inteligencia Artificial (Pedreño A. y Moreno L. 2020), por todos aquellos que estén preocupados por el nuevo orden económico y social, especialmente a los economistas que estudian el impacto de tecnología sobre las organizaciones y la sociedad.

En el libro citado se analizan, entre otras cosas, las diferencias entre la Economía Digital y la Economía Tradicional, la Transformación Digital y la Digitalización propiamente dicha, la Innovación y la Disrupción, y otros conceptos que pueden ayudarnos a entender que está pasando y diseñar escenarios de futuro que nos orienten en la toma de decisiones, siempre desde una posición claramente "Tecno-optimista" de los autores.

Ante los importantes cambios que en el orden económico y social supondrán, tanto la adaptación de los Sectores Tradicionales como el desarrollo de la Economía Digital, es mi opinión que deberemos prestar especial atención, sobre todo durante el inevitable proceso de transición, en que aquellos ciudadanos que por su situación de partida o por su escasa capacidad de negociación puedan verse perjudicados con los cambios, no experimenten un impacto negativo sobre sus condiciones de vida y puedan aspirar a alcanzar las ventajas que sin duda ofrecerá a la sociedad la IV Revolución Industrial, como consecuencia del incremento de la productividad esperado.

Todo ello podría evitarse, al menos a mi juicio, con la aplicación de los principios de solidaridad y sostenibilidad en la implementación de los nuevos paradigmas, especialmente en lo que se refiere a la sostenibilidad social del nuevo orden resultante, sin olvidar los requisitos de eficiencia en el uso de los recursos disponibles y el respeto al medio ambiente.