La doble disrupción acelera la Transformación Digital del siglo XXI

13 abril 2021 Artículos
José Luis Miñana, economista del COEV y miembro de la Comisión de Economía Digital y Nuevas Tecnologías

Durante la primera década del siglo XXI la Inteligencia Artificial, los robots inteligentes y las plataformas se consolidan como instrumentos aplicables en la racionalización del trabajo cognitivo en las organizaciones, dando lugar a lo que empezó a denominarse "La Segunda Era de las Máquinas" (Brynjolffson, E. y McAfee, A. The Second Machine Age. 2014.).

En 2017 estos mismos autores publican el libro "Machine, Platform, Crowd" en el que se profundiza sobre el impacto que está teniendo la disrupción tecnológica sobre la productividad, los salarios y el empleo. En enero de ese mismo año el Mckinsey Global Institute publica el documento "Un futuro que funciona: automatización, empleo y productividad." En el que ofrece los resultados de una encuesta llevada a cabo sobre más de 2.000 actividades laborales en 800 profesiones, donde se concluye que:

- Un 5% de las profesiones analizadas pueden ser automatizadas en su totalidad con la tecnología disponible.
- Respecto del resto de las profesiones, el 60% tienen al menos un 30% de actividades susceptibles de automatización.
- La automatización aumentará el PIB de los países del G19 y su productividad global entre un 0,8% y un 1,4% anualmente.
- El actual potencial de automatización del G5 de Europa (Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido) es de un 46%.
- La adopción de los niveles deseables de automatización puede llevar décadas.

Como consecuencia de estos y otros estudios que apuntan en el mismo sentido podemos decir que La doble disrupción acelera la Transformación Digital del siglo XXI la Cuarta Revolución Industrial está teniendo un fuerte impacto sobre la productividad, el empleo y los salarios, debido a que todas las tareas se ven afectadas, en mayor o menor medida, por el proceso de automatización, no solo por los costes asociados de los trabajadores en la adaptación a las nuevas formas de llevar a cabo su labor sino también por la pérdida y reducción de muchos puestos de trabajo. El efecto negativo sobre el mercado laboral es evidente, al menos a corto plazo y quizá hasta medio plazo, si no se toman las medidas adecuadas. En contrapartida podemos decir que el incremento de la productividad probablemente contribuirá a cerrar la brecha de crecimiento del PIB, ocasionada por la disminución de la población en edad de trabajar.

No debemos olvidar que esta transición tendrá implicaciones en el orden político, económico y social, debiendo destacar que la gestión de la pérdida inicial de empleo y la demora en la creación de nuevos puestos de trabajo, muy distintos en sus características esenciales a los que se pierden, hará necesaria la aplicación de políticas de protección social y formación complementaria, para mejorar las competencias de los trabajadores y permitir su reinserción al mercado laboral.

La pandemia ocasionada por la COVID-19
Si como resultado de la disrupción tecnológica veíamos en el apartado anterior que teníamos que hacer frente a una importante crisis, la pandemia asociada a la propagación del coronavirus está dando lugar a otro efecto disruptivo.

En octubre de 2020 el Foro Económico Mundial (WEF) publicó el documento "The future of Jobs Report 2020" incorporando el concepto de la doble disrupción, ocasionada por la coincidencia de la creciente irrupción tecnológica con la crisis de la COVID-19, señalando que en ausencia de esfuerzos proactivos, probablemente la desigualdad se vería agravada.

En dicho documento se manifiesta: "Después de años de creciente desigualdad de ingresos, preocupaciones sobre el desplazamiento de puestos de trabajo impulsado por la tecnología y el aumento de la discordia social a nivel mundial, los choques económicos y de salud combinados del año 2020 han puesto a las economías en caída libre, alterado los mercados laborales y revelado plenamente las deficiencias de nuestros contratos sociales. Millones de personas en todo el mundo han perdido sus medios de vida y millones más corren el riesgo de la recesión mundial, el cambio estructural de la economía y una mayor automatización. Además, la pandemia y la recesión subsiguiente han afectado a la mayoría de las comunidades que ya estaban en desventaja."

En una publicación anterior (2016) Klaus Schwab, economista fundador del Foro Económico Mundial, ya expresaba, refiriéndose exclusivamente a la disrupción tecnológica, que se estaba produciendo un nuevo renacimiento cultural que nos debería llevar a tomar conciencia de la compleja transformación requerida y de la necesidad inminente de hacer una reestructuración de los sistemas económicos, sociales y políticos vigentes.

 Considerando a la pandemia, como un acelerador de los procesos iniciados como consecuencia de la disrupción tecnológica que nos ha obligado a tomar de forma inmediata decisiones y que de otro modo hubiéramos tardado mucho tiempo en tomar (difusión del teletrabajo, formación no presencial, etc.), se ha estimado que, con mayor o menor fundamento, la aplicación forzada de la transformación digital nos ha hecho avanzar en condiciones normales lo que seguramente nos hubiera llevado siete años o más.

¿Qué podremos hacer en este contexto?
Es evidente que nos estamos enfrentando a una nueva situación y me atrevería a decir que después de la pandemia no volveremos a ser los mismos. Se han producido cambios muy importantes en las condiciones económicas, políticas y sociales y nos estamos adentrando en un terreno desconocido, al que debemos adaptarnos, pues mayormente nuestra posición es la de agentes aceptantes de esta nueva realidad que nos ha tocado vivir.

En la misma línea y con mucho detalle, el artículo "Navigating the future of the work" (Deloitte Review, Issue 21, July 2017) aborda el problema actual del empleo sugiriendo tres categorías de acciones a desarrollar por los diferentes agentes implicados para hacer frente a la situación; a saber:

Los Ciudadanos:
- Deberán establecer su propio plan de carrera.
- Asumirán la necesidad del aprendizaje continuo durante toda su vida laboral.
- Enfocarán su esfuerzo a aquello que les apasione.

Las Organizaciones:
- Diseñarán nuevos puestos de trabajo y reformularán los que permanezcan debido a la automatización de muchas de las tareas.
- Buscarán e integrarán el talento disponible.
- Implementarán nuevos modelos de organización, cultura, liderazgo y recompensas acordes con la nueva situación.

Las Administraciones Públicas:
- Diseñarán nuevos ciclos de formación.
- Apoyarán a ciudadanos y organizaciones durante la transición.
- Reconsiderarán las políticas legales y regulatorias.

Respecto a la demanda de trabajo, es importante mencionar que la mayor empleabilidad se conseguirá mediante la formación STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), por ser los puestos más demandados durante la Transformación Digital, pero recordemos que las empresas son sistemas sociotécnicos y precisan de especialistas procedentes de las Ciencias Sociales, que actuarán como "facilitadores" en la gestión de la complejidad derivada de estos cambios.

Es difícil concretar la estrategia a seguir de forma individual en una situación como la que hemos descrito, pues no se trata de un problema que pueda ser resuelto sin contar con la acción coordinada de todos los agentes implicados, y tal y como lo expresa Milton Friedman en su libro Capitalism and Freedom (1992), ''sólo una crisis -real o percibida- da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable.''

En un momento como el actual, en el que existe una preocupación generalizada respecto a la sostenibilidad (sostenibilidad medioambiental, social y en el uso de recursos escasos), la creciente desigualdad y precariedad del empleo y la incidencia de la brecha tecnológica entre regiones y países en su desarrollo, las palabras de Friedman quizá podrían ayudarnos a plantear importantes cambios en los paradigmas económicos, sociales y políticos vigentes, pues los generalmente aceptados, aunque aportan soluciones que pueden tener un efecto transitorio sobre los problemas que se plantean, no ofrecen garantías de eficacia a medio y largo plazo, lo que nos lleva a insistir en la necesidad de la reconsideración de las soluciones al uso dentro de este nuevo contexto y la necesidad de abordar un rediseño de aquellos que lo requieran, tomando como referencia los que podemos considerar valores fundamentales para una sociedad moderna como son la libertad, la solidaridad y la participación.