Deuda y déficit publico ¿Hay solución?

21 junio 2021 Artículos
Juan José Enríquez Barbé
Decano Presidente del COEV

Recientemente hemos conocido que la Deuda pública española ha alcanzado un nuevo récord: un 125 % de nuestro PIB. En euros, un billón trescientos noventa y dos mil millones. Desde el comienzo de la pandemia la deuda se ha incrementado en más de 200.000 millones de euros y, lo que quizás sea peor, las previsiones de déficit de nuestro Gobierno para los próximos años auguran un crecimiento de la deuda de otros 250.000 millones, lo que nos podría situar en el entorno del 137 % del PIB.

Que el impacto económico de la pandemia se ha traducido en una fuerte reducción de los ingresos tributarios y, sobre todo, en un elevado incremento de los gastos, principalmente de sanidad, de cobertura del paro y de apoyo a la actividad económica, no es discutible ni discutido. Lo que entiendo que sí puede valorarse es: i) cual era nuestro punto de partida y porqué, y ii) de qué forma enfrentamos la situación creada, cómo vamos a volver a un nivel de deuda razonable.

Lo cierto es que iniciamos la pandemia con una deuda, ya entonces, del 99 % del PIB, ¿cómo habíamos llegado a esa cifra tan abultada?

La respuesta nos la da un simple vistazo a la evolución de la deuda durante estos últimos cuarenta años. En España iniciamos la democracia con una deuda casi inexistente, pero los años de la crisis de los 80 unidos a la existencia de un fuerte déficit de infraestructuras justificó que, en 1996, se alcanzara un máximo del 65 % de nuestro PIB. A partir de ese momento demostramos que se podía crecer sin aumentar nuestro endeudamiento y, de hecho, cuando comienza la gran recesión nuestra deuda es de un 39 % del PIB, hace tan solo 14 años. Pues bien, en los posteriores años de crisis, a pesar de las acusaciones de "austericidio", lo cierto es que nuestra deuda se incrementó en 61 puntos porcentuales hasta alcanzar un máximo del 100 % del PIB en 2014: 654.000 millones de euros de deuda necesitamos para salir de aquella crisis.  ¿Cuánto necesitaremos para salir de la actual?

Los años de bonanza, de 2014 a 2020, se perdieron absolutamente en el necesario ajuste del déficit público. Años de crecimiento económico... y de persistencia del déficit público: 150.000 M más de deuda. Si en años de crecimientos de 3 % no podemos ajustar nuestros gastos a nuestros ingresos...algo falla.

¿Y ahora, que? La solución, para nuestro Gobierno, es aumentar la presión fiscal ya que, dicen, tenemos un margen de 90.000 M para igualarnos a Europa. ¿Es esto cierto?

Mucho se ha escrito, por voces mucho más expertas, sobre el error del gobierno al confundir presión fiscal con esfuerzo fiscal: nuestra presión fiscal, medida en ingresos tributarios en relación al PIB puede ser menor de la media, pero nuestro esfuerzo, teniendo en cuenta nuestra riqueza individual, no lo es. Por mi parte tan solo me gustaría añadir un ejemplo que creo puede ser muy ilustrativo sobre esta cuestión.

Los datos están sacados del informe "Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral 2021" del Consejo General de Economistas. Pues bien, según este informe, los madrileños pagan una media de 3.280 euros de IRPF al año, lo que representa una "presión fiscal" de un 16.72 % de su renta bruta disponible. Los valencianos, por el contrario, pagamos 1.513 euros (un 50 % de los madrileños), lo que supone un 10.82 % de nuestra renta (un 35 % menos). Según la tesis del Gobierno, esto supondría que los valencianos sufrimos menor presión fiscal y, por tanto, existe margen para incrementarlo. No es así: los tipos en Valencia son mayores que en Madrid, lo que ocurre es que nuestra renta per cápita es 29 puntos porcentuales menor que la de Madrid. Consecuencia: a mayor renta, aún con menores tipos de gravamen, mayor recaudación.

Extrapólese este ejemplo, real,  a la comparativa España Unión Europea. Con una renta per cápita superior en 21 p.p. a la de España, con menores tipos obtienen mayor recaudación.

Por tanto, la solución simple del gobierno, igualar la media a Europa, es prácticamente imposible de cumplir, salvo con tipos de gravamen elevadísimos con un coste en renta disponible, empleo y crecimiento inasumible.

¿Esto supone que no hay ningún margen para subir impuestos? Por supuesto que no, siempre hay margen para analizar tipos, deducciones, beneficios y hacer ciertos ajustes, pero en absoluto en las cifras que ha anunciado el Gobierno.

Ahora bien, lo que sorprende a este economista es que parece que el Gobierno no se ha hecho otra pregunta obligada en estas circunstancias: Además del ingreso, ¿ hay margen para ajustar el gasto?

Nada parece, si atendemos a los planes del Gobierno, que pueda hacerse por esta vía. Parecería que los gastos están tan ajustados, son tan eficientes, y tan imprescindibles en todos los casos que no hay margen de ajuste. Obviamente, esto no es así. Al igual que ocurre en la mayoría de las empresas de cierto tamaño, en la mayoría de las instituciones y, desde luego, en las Administraciones Publicas, hay margen, mucho margen de ajuste por el lado del gasto.

Pero es necesario un cambio de actitud: del "dinero público no es de nadie" al convencimiento de que el dinero público es del contribuyente, y solo lo transfiere para que el gestor público haga un mejor uso del que haría él mismo. En otro caso, debe volver al bolsillo de donde salió. No hablo tan solo de pintar buzones de color morado, o de pagar miles de asesores cuando ya pagamos funcionarios perfectamente preparados para asesorar al gestor público, ... hablo de control de TODO el gasto público.

Afrontar la vertiente económica de la pandemia ha supuesto un enorme gasto y todavía lo va a suponer este año. Resolver el endeudamiento causado por ello, y por muchos años de falta de rigor presupuestario, requiere maximizar la eficiencia en la gestión pública. Ajustar el ingreso si hace falta, pero solo después de asegurarnos de que CADA euro gastado sería aceptado por la mayoría de los contribuyentes. Sometamos cada euro de gasto a ese control exhaustivo y veremos, entonces, si hay o no margen para el ajuste..

Reproducción del artículo publicado en el diario Economía 3 de fecha 21 de junio de 2021.