Alfredo Hernández, vicedecano del COEV: "El escenario de la inflación"
La creciente inflación se ha convertido
en un tema frecuente en informativos y
noticiarios, hablamos con el vicedecano
del Colegio de Economistas de Valencia,
Alfredo Hernández para realizar un
recorrido por la situación actual.
Alfredo Hernández explica que aunque se habla más ahora de la inflación no hay que olvidar que ya se reveló en 2021 acabando el año con un incremento del 6,5%, por lo que factores como la guerra de Ucrania, con las sanciones a Rusia por la UE y la consiguiente restricción del suministro de gas la han agravado, pero no son su causa originaria. Para ver sus causas últimas, "debemos remontarnos a la crisis financiera de 2008 y la recesión que originó, frente a la cual se estableció una política monetaria expansiva con tipos de interés nulos, política que se ha mantenido para recuperar la economía tras la pandemia. Por otro lado, la demanda contenida durante 2020 afloró en 2021 sobrecalentando la economía y exigiendo más producción de la capacidad posible. Y así aparecieron los cuellos de botella que se reflejaron en las subidas de precios en materias primas ya en 2021."
El exceso de dinero, la demanda ampliada y la falta de capacidad para aumentar la oferta de bienes y servicios producción era lo necesario para el "shock" de oferta y la subida de precios: la inflación.
La guerra de Ucrania, "ha dado nuevo impulso a la subida de precios de la energía, en gran medida por el modelo que tenemos diseñado en Europa, así que el problema no es tanto la guerra en si misma como la combinación de la actuación frente a esta y la políticas energéticas existentes por parte de la UE", señala.
Respecto al control de la inflación, Alfredo Hernández, señala que los más optimistas esperan para finales de 2022, pero que "atendiendo a la realidad que estamos viviendo y las ultimas noticias que se están produciendo, como la continuidad de la guerra, el alto precio de la energía y la subida de los tipos de interés del dólar hace pensar que controlar la inflación antes del primer semestre de 2023, va a ser muy complicado".
Entre los factores que lo complican están los efectos de segunda ronda ante el previsible aumento de salarios "por la revisión de convenios colectivos que se producirá desde enero próximo" y la probable necesidad de las empresas de subir más los precios. Frente a ello "se está hablando del pacto de rentas, como acuerdo entre los agentes sociales para frenar la subida de precios ayudando a su control, repartiendo sus perjuicios entre todos. Sin embargo, el 2023 es un año electoral y será difícil que, por su parte, las administraciones públicas se moderen en las subidas de salarios públicos y pensiones".
Respecto a las medidas que se están aplicando desde el Gobierno central, señala que están en consonancia con Europa y tratan de mitigar los efectos de la inflación. Las bajadas de IVA en electricidad y en el gas ayudan a paliar los daños a las economías domésticas, no así a las empresas, por lo que la situación se mantiene porque los costes se trasladan a los productos. Además, el tope del gas no ha tenido el efecto pretendido. Lo cierto es que a fecha actual la inflación subyacente sigue subiendo. Más interesante resulta la bonificación de los carburantes, que beneficia también a las empresas evitando que trasladen más costes a sus precios.
"En cualquier caso, la capacidad del Gobierno está condicionada por el año electoral que se avecina ya que, cualquier reducción de impuestos debe llevar unida una reducción de gastos, y es complicado en esa coyuntura decidir donde tiene que recortar.
Alfredo Hernández explica que aunque se habla más ahora de la inflación no hay que olvidar que ya se reveló en 2021 acabando el año con un incremento del 6,5%, por lo que factores como la guerra de Ucrania, con las sanciones a Rusia por la UE y la consiguiente restricción del suministro de gas la han agravado, pero no son su causa originaria. Para ver sus causas últimas, "debemos remontarnos a la crisis financiera de 2008 y la recesión que originó, frente a la cual se estableció una política monetaria expansiva con tipos de interés nulos, política que se ha mantenido para recuperar la economía tras la pandemia. Por otro lado, la demanda contenida durante 2020 afloró en 2021 sobrecalentando la economía y exigiendo más producción de la capacidad posible. Y así aparecieron los cuellos de botella que se reflejaron en las subidas de precios en materias primas ya en 2021."
El exceso de dinero, la demanda ampliada y la falta de capacidad para aumentar la oferta de bienes y servicios producción era lo necesario para el "shock" de oferta y la subida de precios: la inflación.
La guerra de Ucrania, "ha dado nuevo impulso a la subida de precios de la energía, en gran medida por el modelo que tenemos diseñado en Europa, así que el problema no es tanto la guerra en si misma como la combinación de la actuación frente a esta y la políticas energéticas existentes por parte de la UE", señala.
Respecto al control de la inflación, Alfredo Hernández, señala que los más optimistas esperan para finales de 2022, pero que "atendiendo a la realidad que estamos viviendo y las ultimas noticias que se están produciendo, como la continuidad de la guerra, el alto precio de la energía y la subida de los tipos de interés del dólar hace pensar que controlar la inflación antes del primer semestre de 2023, va a ser muy complicado".
Entre los factores que lo complican están los efectos de segunda ronda ante el previsible aumento de salarios "por la revisión de convenios colectivos que se producirá desde enero próximo" y la probable necesidad de las empresas de subir más los precios. Frente a ello "se está hablando del pacto de rentas, como acuerdo entre los agentes sociales para frenar la subida de precios ayudando a su control, repartiendo sus perjuicios entre todos. Sin embargo, el 2023 es un año electoral y será difícil que, por su parte, las administraciones públicas se moderen en las subidas de salarios públicos y pensiones".
Respecto a las medidas que se están aplicando desde el Gobierno central, señala que están en consonancia con Europa y tratan de mitigar los efectos de la inflación. Las bajadas de IVA en electricidad y en el gas ayudan a paliar los daños a las economías domésticas, no así a las empresas, por lo que la situación se mantiene porque los costes se trasladan a los productos. Además, el tope del gas no ha tenido el efecto pretendido. Lo cierto es que a fecha actual la inflación subyacente sigue subiendo. Más interesante resulta la bonificación de los carburantes, que beneficia también a las empresas evitando que trasladen más costes a sus precios.
"En cualquier caso, la capacidad del Gobierno está condicionada por el año electoral que se avecina ya que, cualquier reducción de impuestos debe llevar unida una reducción de gastos, y es complicado en esa coyuntura decidir donde tiene que recortar.